Más allá de la doctrina: El llamado de Uruguay a vivir la realidad de la resurrección

Sábado, 19 de abril de 2025. Hoy, en este segundo día de retiro, la participación de Uruguay resonó con un poder transformador, centrado en la verdad fundamental de la resurrección de Jesucristo. El mensaje del líder Franco trascendió la mera doctrina, invitando a los presentes a experimentar la resurrección como una realidad tangible que impacta cada faceta de la existencia. La pregunta inicial: «¿Te has parado a pensar alguna vez… qué cambia en tu vida al saber que Jesús resucitó?», fue una poderosa llamada a la reflexión. El líder Franco ilustró cómo esta verdad trascendental debería transformar nuestra perspectiva, comparándola con un billete de lotería ganador ignorado o la revelación de una adopción que redefine la identidad. Nos ha confrontado con la pregunta de si estábamos viviendo como si esta vida terrenal fuera la única, olvidando nuestro destino celestial y el propósito trascendental de nuestra existencia. La resurrección, enfatizó, valida la Palabra, transforma nuestros cimientos, moldea nuestra semana y agenda, y nos permite afrontar los problemas con renovada esperanza. Este mensaje no fue una teoría abstracta, sino una invitación a transformar nuestro calendario, rutina y decisiones, trascendiendo la visión limitada de nacer, reproducirse y morir.

La presentación de Franco desglosó la resurrección en tres pilares cruciales: un hecho real que nos une a Cristo en la esperanza, una promesa futura que da sentido a nuestro presente, y un llamado a vivir con amor, firmeza y misión mientras esperamos su regreso. Al abordar la realidad histórica de la resurrección, se refirió a los relatos evangélicos y a testimonios extrabíblicos como los de Tácito y Tertuliano, desafiando explicaciones alternativas como la paranoia colectiva o una conspiración de los doce apóstoles. La pregunta crucial sobre nuestra propia resurrección se exploró a través de 1 Corintios 15:12-19, contrastando la idea griega de la inmortalidad del alma con la promesa bíblica de la resurrección de los muertos. La profecía de Ezequiel 37 sobre la resurrección de los huesos secos resonó como una imagen poderosa de esta transformación futura. La resurrección de Cristo como primicias, mencionada en 1 Corintios 15:20-23, se presentó como la garantía de nuestra propia resurrección, ofreciendo esperanza ante el juicio final descrito en Apocalipsis 20 y la promesa de ser revestidos de un cuerpo glorificado, como se menciona en 2 Corintios 5. La fe en la resurrección disipa el temor a la muerte, como expresó Pablo en Filipenses 1:21-24, y nos impulsa a vivir con la certeza de una morada celestial (2 Corintios 4 y 5).

El núcleo del mensaje culminó en la exploración del amor incondicional de Dios manifestado en la resurrección, tomando como punto de partida Juan 20:1-9. El amor persistente de María Magdalena, quien no se dejó disuadir por la muerte en su búsqueda del Señor, fue un ejemplo para la Iglesia. Su encuentro con el Señor resucitado, a pesar de su dolor y las convenciones sociales de la época, subraya la profundidad del amor divino. La muerte de Jesús, incluyendo su grito en la cruz («Eli, Eli, lama sabachtani»), se presentó como un sacrificio extremo por nosotros, y su resurrección como la prueba suprema de ese amor. La invitación a «no vivir igual» resonó con fuerza, instando a los oyentes a recibir la nueva vida espiritual ofrecida por el Señor, a abrir los ojos y a vivir llenos de su amor. El poder y la autoridad conferidos a los discípulos (Juan 20:22-23) y la convicción de Tomás («¡Señor mío y Dios mío!») se presentaron como un llamado a una fe profunda y personal en el Señor resucitado.

La predicación de Uruguay en este segundo día del retiro fue un faro de esperanza, recordando a cada oyente que la resurrección de Cristo no es un acontecimiento lejano, sino una realidad presente que transforma vidas y ofrece una firme esperanza para el futuro. El privilegio de escuchar este mensaje sembró en los corazones la convicción y el deseo de servir al Señor con renovada pasión. Se espera que el próximo retiro esté lleno de uruguayos con potencial, que reciban esta misma fuerza vital que los impulsa a vivir con la certeza de la resurrección y a compartir el amor de Cristo con el mundo. Que cada uno interiorice esta verdad en su agenda y en cada decisión, viviendo con la urgencia de quienes esperan el pronto regreso del Esposo.

«Así que, mis amados hermanos, estad firmes e inquebrantables, abundando siempre en la obra del Señor, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.» (1 Corintios 15:58)