
20 de abril de 2025. El segundo día del retiro de Pascua del Nodo Sur continuó profundizando en el significado trascendental de la resurrección de Jesucristo. La participación del liderazgo uruguayo fue central, comenzando con el líder Franco, cuyo mensaje inicial invitó a la congregación a reflexionar sobre el verdadero impacto de la resurrección en la vida diaria. Con ejemplos elocuentes, como el billete de lotería ganador que pasó desapercibido o la niña adoptada, Franco desafió a los presentes a cuestionarse si sus vidas reflejaban la perspectiva de la eternidad o si estaban ancladas únicamente en el ámbito terrenal. Enfatizó que la resurrección no es una mera doctrina, sino un hecho vivo que infunde esperanza, da propósito al presente y nos impulsa a vivir con amor, firmeza y espíritu misionero mientras esperamos el regreso del Señor.
La pastora Joanna Park, de Argentina, continuó compartiendo un mensaje íntimo sobre la resonancia personal de la resurrección de Jesús. A través del relato de los discípulos camino a Emaús, enfatizó la necesidad de abrir nuestros ojos espirituales para reconocer a Jesús vivo y activo en nuestras vidas. Su mensaje central fue que la resurrección de Cristo debe traducirse en una transformación palpable, donde nuestra existencia deja de centrarse en nosotros mismos para ser un reflejo de la vida de Cristo en nosotros, manifestando así el poder de su victoria sobre la muerte. En la misma línea, Matías Quero, de Argentina, exploró la profunda justificación que la resurrección de Cristo otorga a los creyentes, tomando como base la epístola a los Romanos. Mediante la poderosa analogía del ejército egipcio enterrado en el Mar Rojo, exhorté a la audiencia a abrazar plenamente la libertad del perdón divino, liberándose de la culpa y del persistente sentimiento de deudas pasadas.
La exposición de Matías Quero también ilustró cómo la resurrección constituye el fundamento de la fe y el motor de la misión cristiana. Contrasté una fe superficial y ritualista con una fe genuina y fructífera, invitando a la introspección sobre la autenticidad de la oración, la obediencia y las decisiones a la luz de un Dios que resucita. He animado a superar el miedo al futuro y el apego a lo efímero, depositando la confianza en la victoria de Cristo sobre la muerte, recordando que la resurrección es la promesa de una gloriosa transformación venidera. El día concluyó con una renovada convicción en el poder vivificante de la resurrección para rediseñar vidas y dar sentido a la expectativa del regreso del Señor.
La reflexión del misionero Sebastián ofreció una perspectiva personal y conmovedora sobre la experiencia del retiro: «Al llegar al retiro, escribí una reflexión. La verdad es que estaba cansado y, espiritualmente hablando, me sentía un poco vampirizado». La misión, la evangelización, las luchas, la carga… es mucho. La gente necesita tanto a Dios, hay tanto que hacer, y en medio de eso, Satanás ataca con fuerza. Cuando predicas, él quiere quitarte la verdad, la esperanza, el propósito al final. La verdad es que no sabía exactamente qué necesitaba. ¿Fuerza? ¿Esperanza? ¿Fe? ¿Amor? Pero en oración, le pedí a Dios que me diera lo que ni siquiera sabía cómo nombrar, pero que necesitaba. Y confié. Creo que fue ahí donde el Espíritu Santo comenzó a obrar en mi mente y me recordó el Salmo 34:19. Me abrí a recibirlo. Cuando Dios me da algo, solo oro para abrir mi corazón, porque no es fácil recibirlo, pero también me dio esa fe para recibir, desde que me convertí. Hoy, en el retiro, recibí esperanza. Y sí, la necesitaba. Aprendí cosas nuevas para servir mejor. Estoy agradecido con Dios por la gracia de haberme elegido, de usarme para sanar corazones que tanto necesitan, para mostrar… La verdad, quitar velos espirituales, traer libertad a quienes están espiritualmente impresionados. No hay nada mejor. Es un honor que no merezco. Pero algo aún más increíble es que por la fe somos sanados y, en el camino, perfeccionados, como los diez leprosos. Él se da a conocer a través de nosotros. La vida eterna es conocerlo. Recuerdo una vez cuando el pastor Simón, durante mi formación, preguntó: «¿Qué maestro bíblico te gustaría que te capacitara?». Muchos mencionaron nombres como Elías o Job. No lo dudé y dije: Jesús. Después pensé en lo hermoso que sería si Jesús mismo me guiara… y lamenté no tenerlo físicamente como maestro. Pero con el tiempo, comprendí que Él sí me guía. Es su Espíritu en mí. Él me habla en cualquier momento, en cualquier circunstancia. Solo a veces me distraigo, y sé que tengo que mejorar eso. He visto el poder de Dios con mis propios ojos. Eso me dio más fe, pero también una lucha más profunda. Sin embargo, en este retiro, estoy agradecido por la gracia del Señor. Agradecido por mis hermanos, tan necesarios, tan llenos de su gracia. Me alegra ver cómo Dios se manifiesta en ellos. En los retiros recibo fuerza. Hoy recibí mucha fuerza. Me siento…py. Y me alegra poder compartir esto, porque sé que el Señor se regocija cuando estamos juntos. Y eso me hace sentir muy bien. Gracias, Señor, por compartirte conmigo. ¡Amén!
La reflexión del líder Franco complementó esta perspectiva con un enfoque en la responsabilidad personal y la misión: «Estoy muy agradecido con el Señor por permitirme compartir la palabra hoy. Espero que haya sido de bendición y que Dios siga obrando en los corazones de las personas para que conozcan su verdad y su propósito para sus vidas. El mensaje de la pastora Joanna me hace meditar en el corazón del Señor y en el corazón de las personas que lo necesitan, que necesitan el amor del Señor. ¿Estoy mostrando la resurrección? ¿Mi vida muestra la preciosidad de Cristo? ¿Su amor? ¿Intento transmitirlo? ¿Estoy reproduciendo su amor en los demás? Debo morir más para que Cristo sea glorificado en mi vida. En el tiempo de oración, reflexioné que debo orar más, pasar más tiempo de calidad con Cristo y depender más de su fuerza y autoridad para la evangelización. En general, considero que la comisión que me encomendó el Señor es revelar a la nación uruguaya la realidad de que Cristo ha resucitado, y que comprendan que hay vida y esperanza en Cristo Jesús, y un gran futuro que nos espera, que está en su venida. Espero aportar muchas ideas para el próximo retiro y que sean de gran bendición para crear iglesias con líderes sólidos en la nación uruguaya.
Después de este retiro, se percibe una esperanza palpable en Uruguay, una sensación de que la semilla de la fe en la resurrección está echando raíces más profundas. El liderazgo y la comunidad se han revitalizado, no solo con una comprensión intelectual, sino con una convicción viva de la victoria de Cristo sobre la muerte, lo que impulsa un renovado compromiso con la evangelización y la edificación de una iglesia vibrante y relevante para la nación.
«Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús también vivificará vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.» Romanos 18:11.